Un pulpo ya cocido, de 2 a 3 kg.
Pimentón dulce o picante. Según gusto
Sal gorda
Aceite de oliva
1. Primero cocemos la patata. Echamos abundante agua con un buen puñadito de sal en una cazuela y metemos las patatas en ella. Lo llevamos a ebullición y las dejamos cocer durante unos 30 minutos. También puede hacerse sobre el mismo agua donde hayamos cocido el pulpo. Así, cogerá parte del sabor del pulpo. Cuando pinchemos con un cuchillo y entre y salga sin dificultad de la patata, estarán listas.
2. Dejamos enfríar la patata y la pelamos. Después la troceamos en rodajas de 0’5 a 1cm de grosor aproximadamente. Las colocamos de base sobre un plato. Originalmente se hace en un plato de madera pero, puedes hacerlo sobre uno de cerámica si no tienes.
3. Troceamos el pulpo en trozos menudos. De un dedo de grosor aproximadamente. Es mejor hacerlo con unas tijeras (más sencillo). Lo colocamos sobre la patata.
4. Finalmente aliñamos con un abundante pimentón y encima, un chorrete de aceite de oliva. Mejor si es virgen extra. Le ponemos también sal gorda. La sal gorda ayudará a que quede más crujiente.
¡¡¡Y listo!!!
Lubina de ración de unos 600-700 g.
Guisantes congelados 150 g
Patata 2
Cebolla 1
Caldo de pescado o fumet un vaso y un poco más, si hiciera falta
Cortamos las patatas con una mandolina en rodajas muy finas para que se puedan cocinar en poco tiempo sin quedar crudas. Picamos una cebolla en brunoise y la doramos en una cazuela. Cuanto más la doremos, más oscura quedará luego la salsa, así que hacedlo a vuestro gusto.
Sobre la cebolla dorada, colocamos las patatas y tras remover un par de minutos agregamos un vaso de caldo de pescado. Tapamos la cacerola y dejamos cocinar durante diez minutos, mientras cortamos la lubina en porciones. Para ello, separamos los dos lomos y partimos cada uno en dos trozos.
Añadimos el pescado y dejamos que se cocine 5 minutos con la piel arriba. Después, añadimos un chorrito de vino blanco y damos la vuelta al pescado con cuidado de que no se parta. Agregamos los guisantes y el perejil picado y volvemos a tapar la cacerola.
Tras cinco minutos más, el pescado estará listo para comer. Si en el proceso vemos que falta caldo podemos añadir un poco más. Probamos que las patatas estén tiernas, partiéndolas con el canto de una cuchara y si todo está en su punto, apagamos el fuego y dejamos que repose tapado otros diez minutos para que los sabores se asienten.
Muslos de pollo 4 uds
Dientes de ajo pelados 4 uds
Zumo de limón 0`5 ml
Limón en rodajas 6 uds
Mantequilla en dados 40 g
Aceite de oliva virgen extra 25 ml
Sal (al gusto)
Pimienta negra molida (al gusto)
Romero fresco en rama 6 uds
Cortamos el limón en rodajas y cubrimos con ellas la base de una fuente de horno. Disponemos los jamoncitos o muslos de pollo encima y salpimentamos al gusto.
Añadimos la mantequilla cortada en dados, los dientes de ajo (podemos picarlos, rallarlos o usarlos enteros), el aceite y el zumo de medio limón. Colocamos las ramas de romero por encima.
Introducimos en el horno, precalentado a 200 ºC con calor arriba y abajo. Asamos durante 30 minutos o hasta que la carne esté dorada. Retiramos del horno y servimos inmediatamente.
El producto ha sido añadido la cesta correctamente.
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